lunes, 30 de septiembre de 2013

DE CONVIDADO DE PIEDRA A TRIUNFADOR DE LA FERIA


Algemesí, 29 de Septiembre de 2013, fecha para anotar y recordar en la biografía de un tal Fernando BELTRÁN, que esperó durante una larga semana su oportunidad, que pisó el ruedo cada tarde sin poder mostrar su toreo, aguardando, soñando la faena perfecta.

Y llegó su momento, el último día de la feria, con un cartel de auténtico lujo, nuevamente anunciado como sobresaliente, como en las anteriores tardes, junto al torero local Jorge Expósito y al arrollador Román Collado, pero esta vez iba a tener su esperado novillo de inicio a fin.

La plaza presentaba la mejor entrada de la Feria, se podía sentir ese bonito el runrún en la calle las horas previas hablando de Román y Jorge, el primero por su trayectoria desde que debutara con caballos en esta misma plaza la pasada feria, simplemente arrolladora, y el segundo por la ilusión que ha despertado entre sus vecinos de Algemesí, dos esperanzas de futuro para los valencianos.  Nadie, o muy pocos, hablaban en ese momento de Fernando Beltrán, él solo esperaba su momento.

La novillada de Fuente Ymbro resultó muy interesante, novillos bien presentados, bravos y encastados en general, salvo el último que se rajó y se refugió en las tablas.

Román Collado sacó a relucir todo su poder y torería. En su primero hizo una faena maciza y completa de inicio a fin y sobre las dos manos.  Desde el inicio ya dejó claro quien es y porque se le espera con tanta expectación, unos muletazos por abajo y un cambio de mano rodilla en tierra que solo es capaz de plasmar un torero de altura.
Trazó muletazos de gran clase y hondura, con la mano baja, bajísima, toreando en redondo, dejando la muleta en la cara del novillo y tirando de él hasta exprimir cada embestida.  Una estocada hasta la bola, contraría, pero efectiva, le valió para cortar las dos orejas y meter presión a su compañero de cartel.

Siguió mostrando su toreo seguro y arrollador en el segundo de su lote, al que lidio magníficamente.  Un novillo que apretaba y se vencía por dentro por el izquierdo, teniendo que basar el torero, la mayor parte de la faena, con la mano derecha.  Un animal con el que tuvo que aguantar y tragar, y lo hizo con suma clarividencia, con seguridad y rotundidad.  El novillo empezó protestando y apretando, pero Román lo fue metiendo poco a poco en su poderosa muleta y acabó mandando y sacando lo mejor de cada embestida del de Fuente Ymbro.  Faena rotunda y sin dudas, culminada con otra gran estocada, que debió valer para contar las dos orejas y que, inexplicablemente, el presidente no quiso conceder.  Al final una oreja para anotar un tres en su casillero.

Jorge Expósito resolvió una tarde, que si ya era de presión para él, aún se tensionó más con las dos primeras orejas de Román. Tiró de épica y valor, cobrando dos tremendas palizas, de las que se repuso para mostrar su tauromaquia y completar una gran tarde de toros.

Mostró toda su tauromaquia, banderilleó a sus toros con vistosidad y seguridad, consiguió templar la embestida de su primero sacando muletazos de bello trazo, pero falló la espada y se esfumó la posibilidad de tocar pelo.

En su segundo, el peor de la tarde, Jorge siguió tirando de valor, consiguiendo sacar nuevamente muy buenos muletazos de mano baja, aunque faltó ligazón por la continua protesta del novillo y su mansedumbre.  Cobró una buena estocada y cortó una oreja algo paisana.

Y llegó el bombazo, saltó al ruedo un novillo que nada tenía que ver con lo visto hasta ese momento, feo como el que más, paletón y escurrido, un “avechucho” en toda regla de Yolanda Martín al que nadie esperaba.

Era la pareja de baile perfecta para el otro inesperado, para ese chaval que cada tarde había hecho el paseillo y había permanecido oculto en un burladero, sin más oportunidad que unos cuantos capotazos mal contados. 

La gente ya estaba a otra cosa, la feria había acabado y los carafaleros ya empezaban a comentar como había transcurrido la feria, incluso algunos ya habían abandonado el tendido, cuando de repente, surgió la magia donde menos se esperaba.

Fernando Beltrán, de Faura, como caído del cielo, hizo temblar las tablas del cuadrilátero algemesinense.  Llenó el coso de torería, magia e ilusión.

Empezó enseñando al feo paletón a ir y venir largo, dando capotazos largos y caminando hacia atrás para enganchar con el segundo y obligar así al novillo a galopar y alargar el viaje, rematando con una media que presagiaba lo que podía ser y finalmente fue.


El toreo surgió con rotundidad, sin excusas, como el que se sueña, la gente dejó de hablar y pensar en lo que ha sido y empezó a soñar con Beltrán.  Aún se me eriza la piel cuando escribo estas líneas, porque el toreo fue de verdad, puro y franco, del que llega de lo más hondo del corazón.  La intensidad de la faena fue tal que contagió hasta el último espectador de los tendidos, volviendo loco al mas cuerdo.  Beltrán culminó tan bella obra de arte con una estocada digna de la faena, en todo lo alto, hasta la bola! Locura desbordada, gritos de torero, torero! y premio justo, dos orejas y rabo y vuelta al ruedo para el novillo feucho de Yolanda Martín.

Faena para recodar y saborear, para hablar y debatir en los corrillos taurinos, y para salir de la plaza toreando, emocionado y feliz por ver que los sueños son posibles en este mundo tan complicado.

Visto lo visto, Jorge no estaba dispuesto a abandonar “su casa” a pie mientras sus compañeros lo harían a hombros, y el orgullo toreo nos dejó otra alegría, la novillada no iba a acabar aquí, Jorge Expósito regaló el sobrero!

Tiró de orgullo, valor y torería, cobró otro nuevo palizón dejando el tendido helado durante unos segundos que parecían minutos, colgado del pitón izquierdo del novillo hasta que por fin se vio liberado, afortunadamente solo fue un tremendo susto.

El tendido se calentó y alentó a su torero, este se enrabietó y trazó una faena con muletazos de poder, cruzado, con quietud y solvencia, y esta vez sí, cogió una estocada que le valió para cortar una oreja de mérito y redondear una tarde histórica.

Al final los tres toreros abrieron la puerta grande, y de paso, dejaron la puerta abierta de par en para a la ilusión de los aficionados, que pudieron comprobar de primera mano que el futuro de la tauromaquia valenciana está más que asegurada.


Cierre perfecto a una gran feria.  

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